sábado, 23 de abril de 2011

Nunca te dije que me visitabas en sueños


Esta noche, he soñado contigo hasta tres veces. Nunca antes me había pasado con nadie.

La primera vez, eras una fotografía de espaldas. Yo estaba en el cumpleaños de Irene. Surgió la conversación y me dijo que te conocía: “Yo soy amiga de Ana. Si quieres verla, por ahí debo tener fotos suyas”. Con avidez, cogí el álbum y fui recorriendo impaciente las fotografías. Te reconocí por tu pelo rizado. No pude verte la cara pero supe que eras tú. Estabas bailando sevillanas, con ese aire tuyo tan lleno de energía. Me encanta la vitalidad de tus fotos de pequeña. Es el único modo que tengo de estar cerca ahora mismo: en tus fotos, en tu recuerdo...

La segunda vez que te vi en mis sueños eras una conversación en la que querías hacerme daño. Decías que todo había acabado, que ya no era nada en tu vida... La tercera vez, viniste a despertarme con un beso de buenos días, y me dijiste: "Ten un buen día, trochito".

1 comentario:

  1. De la realidad a veces no queda mucho más que sueños dolorosos. Otras veces son como esos juguetes ajados que seguirán siendo la alegría de casa durante varias generaciones.

    No hay tanta diferencia entre una y otra.

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