Hace poco escribí en mi gastada libreta roja: "Las canciones de Pau Donés son una putada porque describen perfectamente cómo me siento la mayoría de las veces". Está claro que ese sentimiento no solo me lo inspiran las canciones de Jarabe de Palo. Pero venía de escuchar uno de sus discos en el coche y me sentía impotente. Sentía que la mayoría de aquellas canciones hablaban de mí...
Sé que componer buenas letras es, en parte, el trabajo de un cantautor. Pero eso no les resta un ápice de mi admiración. Yo soy torpe con las palabras y me considero incapaz de componer algo decente. Además, soy un negado para la música y ni siquiera sabría aporrear un tambor con ritmo. Pero tengo amigos que sí han hecho sus pinitos musicales y en estos días he rescatado un cd suyo que creía perdido (quisiera aclarar que una de las canciones de este cd lleva por título "Instrumental de lo que nunca te dije" e inspira el título de este blog). Ciertamente, el sonido no es de mucha calidad. Pero creo que las canciones suenan como han de sonar las cosas que se hacen desde el corazón: escasas de forma, y llenas de fondo.
De entre todas las canciones, me gusta mucho una canción llamada "Acuarela de mi fe" por la voz aguda que aparece en mitad del estribillo y dice de fondo: "prefiero naufragar en la ternura que ahogarme en la evidencia de que no te tengo cerca". La frase me parece brutal y hace que merezca la pena el resto de la canción...
El caso es que esta mañana, mientras investigaba un poco sobre qué ha sido del dúo Sortilegio, he dado con una canción que me ha gustado también mucho y quería compartirla (rompiendo quizás la temática de mi blog en las últimas semanas). La canción se llama un Naufragio entre los dedos..
Y la letra dice así:
Tengo acaso una pregunta, un ocaso que
derrumba, un biorritmo que lo mismo late en el presente acompasado. Tengo el
futuro no muy claro, claro que nunca pierdo el ritmo de los pies, aunque lo
mismo es que se desbocaron por bailar lo desandado y desatarme los bordones que
repiten las canciones que aún no he imaginado.
Tengo una brújula en el pecho que señala el
primer verso, aunque a veces se equivoca, me desarma nota a nota. Caigo a veces
en la duda y me levanto casi a oscuras, no recuerdo si hubo luz primero, o si
el tiempo de esperar pasó y me dejó una tempestad mayor, un naufragio entre los
dedos.
No me importa dónde sueño si amanezco entre tus
brazos, desterrarme de mis tierras, porque tú eres mi patria. No me asusta la
marea si son tus aguas las que nado, bucear en lo profundo y en lo deseado,
beber de la inmensidad de la luz cuando se filtra en el océano del tiempo. Éste
es mi Sortilegio.
Tengo una brújula en el pecho…