lunes, 29 de agosto de 2011

La Perla

Su piel está marcada con tu recuerdo. Su cabeza sigue siendo un enigma. Solo Kino encuentra perlas en medio del frío y desolado océano. Su mar me está vedado.

La última página de vuestra historia ha sido arrancada. El libro que nunca escribisteis ya no tiene páginas en blanco. Forman parte de tu nueva novela. Encontraste una nueva perla, a la que regalas ahora tus versos.

Ahora, ambos sois felices y lo ignoráis.

jueves, 25 de agosto de 2011

Nunca te dije que me casaría contigo

Son las 4 de la madrugada. Marcela y yo estamos sentados en el césped, húmedo por la caída del rocío. Tenemos la mirada fijada al frente, donde se despliega un frondoso bosque que invita a perderse en él. Camino a la reserva natural en la que nos encontramos ahora, hemos visto algunos ciervos y águilas. Ahora,  la noche hace imposible distinguir nada alrededor excepto las luces de la carpa donde los novios bailan con los invitados a la boda. Desde nuestra posición llega amortiguado el sonido de la banda que ameniza la velada. Los acordes de los músicos se entremezcla con el chirriar de los grillos y el ulular de algún búho, que probablemente nos observa desde el bosque.


- ¿Y vos, cuándo te casás? -me pregunta Marcela, inocente. La pregunta no es trivial. Acabo de confesarle que este año la he echado de menos en un par de ocasiones. Se mudó a otra ciudad y ahora, cuando llegan los conciertos, no tengo nadie con quien ir. Ella ha sonreído y entonces me ha preguntado por mi boda.
- Pues está la cosa difícil -le respondo, evaluando si debo confesarle cómo ha cambiado mi vida en mis últimos meses. Finalmente, el alcohol que recorre mis venas me proporciona la dosis de valentía necesaria para lanzarme- Las cosas son más difíciles de lo que parecen. Hace algún tiempo que lo dejé con Cris porque sentía que ya no estaba enamorado de ella y ahora no tengo pareja... 

Parece impresionada por mi respuesta, pero lo disimula bien:
- No sé qué pasó pero estoy segura de que no tendrás problemas en encontrar a otra persona -Me río, nervioso, antes de que ella me lance su aguijón envenenado.- Yo creo que vos podrías estar con quien quisieras. Si todos los hombres fuesen así, las mujeres se pondrían en cola para casarse con vos. Lo digo en serio. Sos realmente encantador: sensible, tierno, atento, inteligente, tenés buen sentido del humor... 
- Para ya, por favor -le digo. Y dejo que el silencio entre ambos haga las veces de sincero agradecimiento. 

Noto entonces la presencia de Aitor, que llega hasta nosotros con con un martini en la mano. 
- ¡Hey, chicos! -nos grita- ¡Vamos a bailar con la novia! ¡Que no decaiga la fiesta!

lunes, 22 de agosto de 2011

Nunca te dije que atravesamos fronteras (I)

Estoy a punto de atravesar el arco de seguridad del aeropuerto cuando suena mi móvil. No veo su nombre reflejado en la pantalla pero sé que es ella. Ese tipo de cosas se sienten a veces. 

Por un momento, pienso que debería colgarle y llamarla más tarde pero no puedo hacerlo. El deseo de escuchar su voz es más fuerte que la mirada inquisidora del policía fronterizo, que me insta a cruzar el arco. Finalmente me hago a un lado y dejo que la cola avance. Descuelgo el móvil nervioso: 
- Deséame suerte, enana -le digo a modo de saludo- Estoy a punto de pasar por el arco de seguridad del aeropuerto.
- Entonces no te entretengo. Ya hablamos luego... -me dice animosa- Y por el arco de seguridad no te preocupes -añade- Si no tienes nada que ocultar no habrá problemas.
- Pues entonces todo irá bien entonces -concluyo, bromeando.

Deposito el móvil en la bandeja y atravieso el escáner sin temer ningún pitido delatador. Realmente no tengo nada que ocultar. 

viernes, 19 de agosto de 2011

El mapa

Al levantar la vista del plano de la ciudad me encuentro con la mirada tímida de Alfonso, que me sonríe como si me hubiese pillado en falta.
- ¿Qué pasa?, le pregunto despistado, pensando que tal vez estaba hablándome.
Él extiende la mano y me muestra la cámara de fotos. En la pantalla veo reflejada mi imagen:
- Aquí tenemos una escena costumbrista -dice riéndose- Tú mirando plano. 
No puedo evitar una carcajada. Lleva razón. Tengo la extraña manía de mirar el plano cada vez que nos detenemos, para saber que estamos siguiendo la ruta correcta.


Tras unos segundos en silencio Alfonso retoma la conversación:
- La verdad es que lo haces bien -dice cumplidor- No eres un fail como yo, que me pasé el viaje de novios con Elena mirando el mapa de París cada 3 minutos de reloj. Tú al menos sabes adónde vamos y tienes controlado todo. Me gusta. Eres un win.
Sonrío por su uso de palabras inglesas y agradezco el cumplido con mi mirada. Estoy algunos segundos pensando en cómo responderle hasta que finalmente logro añadir:
- Bueno, tampoco lo hago bien del todo. Yo también he estado perdido muchas veces. Una vez en Roma terminé en un barrio que estaba a tomar por culo del centro a las doce de la noche. Estaba a 20 kilómetros del sitio que debía haber ido... 
- Jajaja! -sonríe abiertamente- Eres extraño, amigo... 
- Sí... Soy muy despistado -le respondo riéndo- Pero a veces son necesarios los despistes, supongo. Uno tiene que estar perdido en una ciudad para aprender a manejarse con los mapas. Es como en la vida, ¿no? Todos hemos tenido que estar perdidos alguna vez para saber cuál es el camino correcto... 

martes, 9 de agosto de 2011

Una carta enferma


Estimado paciente,

Por la presente, le comunicamos que va a perder usted su corazón. Sabemos que la noticia puede sorprenderle, pero le rogamos entienda la situación actual por la que atraviesa su cuerpo, que ha obligado al sistema central a hacer algunos recortes.

El equipo médico encargado de su caso tiene previsto realizar la operación la próxima semana. No obstante, antes de proceder a la eliminación del corazón, nos gustaría recordarle que, de entre componentes internos de su cuerpo (órganos, vísceras, arterias, etc...), el corazón no es su bien más preciado tal y como demuestra su escaso uso hasta el momento. No en vano, usted ha tratado siempre de ser racional, por lo que la cabeza ha prevalecido siempre en su organismo. Desde este equipo médico le alentamos a que siga siendo así. 

Tenga en cuenta, por tanto, que esta operación no supondrá para usted una gran pérdida. Bien al contrario, se enfrenta usted a la gran oportunidad de su vida: a partir de ahora sus decisiones serán mucho más fáciles.

Reciba un cordial saludo, 

Su equipo médico.

Curva


Voy conduciendo la CBR 600 negra que me compré la semana pasada. El velocímetro marca 180 kilómetros por hora y la carretera está despejada. Es verano y hace calor. Los cuerpos de miles de personas se tuestan al sol, a los pies del sendero por el que transcurre la carretera. Me detengo a observar un segundo a todas esas personas, deseosas de broncear su cuerpo. ¿Por qué a mí nunca me ha preocupado mi cuerpo? , me pregunto por un instante. Y justo después acelero de nuevo. Conduzco sin rumbo fijo, tratando de olvidar. 200 Kilómetros por hora. El sonido que escupe el tubo de escape libera mi mente. El olor de la gasolina anestesia mi ímpetu. ¿Y si en la próxima curva encontrase una mancha de aceite y todo acabase de repente?