martes, 9 de agosto de 2011

Curva


Voy conduciendo la CBR 600 negra que me compré la semana pasada. El velocímetro marca 180 kilómetros por hora y la carretera está despejada. Es verano y hace calor. Los cuerpos de miles de personas se tuestan al sol, a los pies del sendero por el que transcurre la carretera. Me detengo a observar un segundo a todas esas personas, deseosas de broncear su cuerpo. ¿Por qué a mí nunca me ha preocupado mi cuerpo? , me pregunto por un instante. Y justo después acelero de nuevo. Conduzco sin rumbo fijo, tratando de olvidar. 200 Kilómetros por hora. El sonido que escupe el tubo de escape libera mi mente. El olor de la gasolina anestesia mi ímpetu. ¿Y si en la próxima curva encontrase una mancha de aceite y todo acabase de repente?

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