jueves, 23 de febrero de 2012

Vino y besos

Como tengo tantas cosas que escribir ahora mismo, no voy a extenderme mucho. Voy a limitarme a poner una canción. Y esta canción me sirve para recordarme que nunca te dije que pasaría el día entres tus sábanas, recorriendo con mis colmillos cada uno de los rincones de tu cuerpo. Quiero conocer ese cuerpo y aprendérmelo de carrerilla. Quiero besarte cada momento que tiene el día. Dame de ti cada amanecer. Toma de mi cada madrugada. Emborracharémosnos juntos hasta morir extasiados.



Que me muera si no te quiero yo, que me sé tu cuerpo entero de carrerilla: el mapa de tus lunares, las vueltas que da tu pelo, la forma de tu rodilla.

Y cuanto más tengo más quiero yo. ¡Ay!, me paso la noche en vela. pá mirar como un chiquillo cómo se pone la luna por detrás de tus caderas.

Vino y besos... y que se pare el reloj, llena que llena el vaso de mi alegría. Tu vinillo qué me ha hecho, por las uvas de tu pecho de ti me emborracharía.

Y entre la luna y el ordenador, la televisión y la vida interactiva por aquí ya no hay quien pase, ¡que me parta un rayo láser!, que te fuiste de mi vida.

Y si no te tengo no vivo yo, ¡ay!, no sé cómo dar contigo. Internet ya no me fía y no tengo ni pa' sellos, que si no, te escribiría.

Vuelve pronto, te necesito aquí para que te encargues de esta melancolía, de poner mi corazón en orden y otras cosillas pendientes que habrá que poner al día.

Que me muera si no te quiero yo...

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