Me voy a la cama tras el partido
de fútbol. Una nueva victoria del Barc elona, que este año será candidato al
título. En la radio, las señales horarias de las doce dan la entrada a un señor
de voz ronca, que comienza el noticiario hablando de la petición de Palestina
de ser reconocido como país. Quedan 15 minutos para que comience Abierto hasta
las 2, así que bajo el volumen del transistor y busco un libro en mi mesita de
noche. Me he encontrado con 7 libros pendientes, después de haber ido hoy a Correos
a recoger un envío. Ciertamente, querría leer “Las cosas que no nos dijimos”,
pero he olvidado el libro en el despacho así que será el siguiente que lea.
Ahora, necesito empezar con algún otro para hacer soportable el fin de semana.
Como el último libro que he leído
ha sido un ebook, decido que esta vez voy a tomarme un tiempo antes de elegir
mi siguiente víctima. Con minuciosidad, voy evaluando las distintas opciones y
después de haber acariciado cada ejemplar, después de haber manoseado cada
portada, me decido por Haruki Murakami. Me gusta mucho Murakami y sé que ha
traducido al japonés a Raymon Carver, pero me sorprende leer en la
contraportada que este nuevo libro suyo está dedicado a Carver, a su “De qué
hablamos cuando hablamos de amor”. Por eso lo ha titulado “De qué hablo cuando
hablo de correr”.
En la introducción del libro,
Murakami dice que escribe para ordenar lo que siente y para entenderse a sí
mismo. Siento que comparto esa visión. Siento que sus palabras podrían ayudarme
a explicar por qué sigo escribiendo en este blog, aunque en los últimos días he
pensado muchas veces en dejarlo. Muchas veces he sentido que escribir ahora carece
de sentido ¿O no? Antes de concluir con el primer capítulo, Murakami dice que “el
dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”, así que pienso en todas
las cosas inevitables que nos hacen daño y en cómo sufrir (o no) con ellas está
en nuestras manos. No sé si es del todo cierto, pero la idea es bonita. Me
gusta también una frase de Hemingway, en la página 17: “continuar es no romper
el ritmo”. Murakami usa la frase para hablar de cómo, en los proyectos a largo
plazo, una vez que ajustas el ritmo “lo demás viene por sí solo”.
Ya va a empezar el programa. Es hora
de dejar de leer. Cierro el libro, apago la luz de la lamparita y bebo un poco
de agua. Antes de sumirme en el sueño, quisiera agradecerle a los libros, la
compañía que me brindan. Buenas noches. Y muchas gracias.
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