domingo, 4 de diciembre de 2011

She has done the deed: Cinco Actos

- PRELUDIO (por Nacho Artacho) - 

No vuelve el agua a la noria / ni el viento vuelve al molino
No entiendo por qué yo siempre / tengo que volver contigo

- ACTO I - 

La promesa incumplida (una vez más) nos recuerda la proximidad de la muerte. Se vence a la duda pero no se gana en seguridad ni confianza. La derrota del pasado, la ausencia de incertidumbre, son meros espejismos. Nuevas mentiras que sumar a una lista interminable de fracasos. 

En escena, irrumpe de nuevo la sempiterna duda. La segunda oportunidad (mil veces concedida) reabre las puertas de las esperanzas vanas. Resuenan los "te quiero". Y besos de azúcar acompañan el añejo sabor de un "siempre te eché de menos". 

Nota. Este primer acto se cimienta en un craso error: el convencimiento de que no habrá más ausencias. La seguridad de que no volverán a reflejarse en su rostro la quietud ni la melancolía. 

- ACTO II -

Perplejidad al otro lado de la galaxia. Mejor guardar silencio. Mejor evitar miradas y esquivar el contacto visual directo. Está prohibido rememorar el pasado. Nada de mencionar los tristes recuerdos que ahogaron vuestras almas. Debería haber muerto, en el fondo del río. La estela de Robert Walser está en el horizonte. Todo está nevado. El paisaje es blanco como mi corazón. Desaparecer es siempre una opción. Explicar lo que se siente (y sentirse culpable e incomprendido) es el modo más rápido de morir, de ser tachado y juzgado vilmente por egoísta.

- ACTO III -

Los sentimientos hechos ceniza. Un ave que sobrevuela el paisaje. Se siente libre, sin ataduras. Lo intenta, lo intenta, lo intenta. Y al final lo logra. Pero todo resulta en vano. ¿Para qué rescatarte del naufragio si te gusta ir a la deriva? Te engañas, te engañas, te engañas. ¿Cómo quieres que te lo diga? Hacerlo con palabras solo servirá para enmarañar más las cosas. ¿He de sentarme acaso en el sillón de los acusados? Si lo hago, conozco cuál será el veredicto: condenado a muerte por egoísmo. Mi única defensa sería hacerte entender que el egoísmo fue la única salida que tuve tras haberte amado demasiado. Esperad. El verdugo tiene derecho a una última voluntad. Que hable pues.

Él solo pronuncia una frase: "Hay tantas cosas que nunca le dije..."

Después, bebe su cicuta.

- ACTO IV -

La felicidad mal encauzada. La duda resuelta. Y el vacío, de nuevo. Otro paso hacia el abismo. Otro comentario intrascendente con el que arrancar una sonrisa de su rostro. Otra madrugada disoluta para hacerle feliz. Otro gesto en vano. She has done the deed. Ha hecho el hecho. Arrancó un trozo de tu alma para entregársela a otra persona. Esa fue su enésima bofetada. Otro de esos golpes que empiezo a encajar con normalidad.

Ahora todos seremos felices. Aunque morir sea mi felicidad. Porque quienes mueran (como yo) encontrarán consuelo en el vacío. Guardar silencio. No he querido saber pero he sabido. Una nueva muerte que sumar a la lista de los despropósitos. Un nuevo puñal que sacar de un corazón maltrecho. El disimulado velo de la inocencia. Lo hice por ti. Sabes que te quiero. 


- ACTO V -

Fotografías. Canciones. Sonidos de una vida. Palabras, palabras, palabras. Elementos subversivos que llevaré a mi tumba. Dos manos frías escriben este texto. Es la proximidad de la muerte. Que me entierren con tu olvido. Nada fue real. Tus caricias fueron sucedáneos de un amor reciclado. Nunca has sabido quererme. Ni siquiera mereces estos versos. Pero te los regalo, para que seas feliz. Hice cuanto estuvo en mi mano. Pero querer no basta. La vida debe continuar.

- EPILOGO -

Y mientras tanto el derrumbe de mi alma. La caída de un muro en ruinas que ya apenas se sostiene...

No hay comentarios:

Publicar un comentario