viernes, 13 de enero de 2012

Indignación

No sé bien cómo escribir esto. Porque no soy de impulsos cuando tengo que escribir un post. Soy más de evaluar cada palabra. De leer y releer hasta que el contenido queda bien enmarcado en un contexto decente. Pero hoy no estoy para decencias. Ni para post bien escritos. Porque hay una chica muerta, cuyo cuerpo no aparece, y hay un condenado por asesinato (que no de violación), con un montón de cómplices e implicados (de modo más o menos directo) que saldrán absueltos. Hoy lo único que sé es que la madre de la muerta perdió hace tiempo a su hija. Ella y su familia solo buscan algo de justicia. Justicia no es castigar a esos tipos con su vida. Pero tampoco es permitirles que se rían de nosotros. La indolencia debe castigarse. La altivez también. Sé que son castigos morales, y que si entramos en esa espiral nadie podrá castigar al castigador, pero vivimos en un país en el que quieren prohibir las corridas de toro mientras que presenciamos cómo unos niñatos nos torean y se ríen de nosotros. Así está el país. Y entre tanto tweet indigando alguno habla de la esperanza de estar unidos. Ojalá sea así. Pero yo, que soy un optimista confeso, empiezo a pensar que la justicia no tiene demasiado remedio. La justicia sale perdiendo con este caso. Y si alguien gana es el abogado defensor, que se hará famoso por su gran defensa y por haber logrado que los máximos responsables salgan indemnes. Para mí su minuta está manchada de sangre. Y es tan culpable como el asesino. España. Damos asco. 

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