lunes, 19 de septiembre de 2011

Querido Cuaderno


Querido Cuaderno Rojo,

Estaba deseando llegar a casa para estar un rato a solas y poder escribirte, pero tras horas de infructuosa redacción empiezo a pensar que mi deseo ha de claudicar ante la torpeza para transmitir lo que verdaderamente siento. Acudo a ti, por tanto, desnudo de formalismos, y ansioso por relatarte la felicidad que me ha supuesto saber de tu estreno.

Creo que la primera frase es siempre la más complicada. Y las primeras palabras ha sido ya escritas. Fuiste acariciada por la tinta de un deseo o de un anhelo. O quizás fue solo la punzada de un miedo, o una simple fecha, o un extraño recuerdo. Eso no importa. Lo importante es que diste ya tus primeros pasos y conocerlos, ha supuesto para mí, volver a rememorar el primer día que acaricié tu cuerpo.

Ahora solo espero que crezcas y continúes llenándote de versos.  Materia prima, no va a faltar. Tu forma combina a la perfección la inherente casualidad de Auster y la belleza sentimental de Ruibal. Y además, estás en muy buenas manos. Disfrutas de la compañía de una pluma que desborda sentimientos. Escúchala. Déjate envolver por su tinta. Humedécete con sus lágrimas. Disfruta de sus carcajadas. Viaja con ella en sus sueños y teme con ella cuando te describa sus miedos. Guarda sus confesiones y ayúdala en todo lo que puedas.

Creo que si atesoras todo aquello que te cuente, estarás cerca de entender el verdadero significado de la palabra "humanidad".

No hay comentarios:

Publicar un comentario