Han pasado tantas cosas en estas últimas dos semanas (risas, trabajo, complicidad, silencios, lágrimas, recuerdos, orgasmos, viajes, baños de espuma, lecturas...) que al final he terminado convergiendo a un punto extraño: el lugar en el que me encuentro ahora mismo, el lugar en el que convivo con mi yo-humano. En este punto descubro que soy débil, que tengo una "extraña feminidad muy desarrollada" y que poseo una sensibilidad no siempre entendida (aunque muchas veces valorada). El punto en el que estoy ahora no puede explicarse de un modo sencillo y ordenado. Pero puede decirse que en este punto conozco a mi yo-persona. Y puede decirse también que mi yo-sentimental disfruta escuchando esta canción de Manolo García. Porque cuando escucho el estribillo no puedo disimular mi sonrisa...
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