lunes, 26 de diciembre de 2011

Nunca te dije que me queda poco por decir

Nunca te dije que todo fluye

Como todo fluye y nada permanece debo fluir yo también. Para aprender y evolucionar. Para volver a ser yo mismo. Para no vivir nunca más a la sombra de un anhelo. Porque ahora que abandono esta ciudad con la imagen del Coliseo, pienso que todo es vetusto. Que solo hay sitio ya para los heridos y no hay  ningún espacio para un nuevo te quiero

Debo dar un paso hacia delante. Para no probar más estas hieles, que nacen en tus labios y saben a hierro oxidado y desencanto indefinido. No me gusta saberme vencido por la ridiculez y el esperpento. Ni me gusta cómo huele la decepción. Estoy harto de probar la pólvora, de ahogarme en anhelos ajenos... Se acabó. Let's move on. Porque no hay más alternativa que continuar. Y aprender a llevar las cargas que nos corresponden. A cada cual la suya. Y a mí las tuyas, que me obceco en cargar sin necesidad.

Yo hice lo que estuvo en mi mano. Y aún lo hago a veces. Cuando perfumo la estancia en la que estamos. Cuando me visto con una sonrisa y recurro a los recuerdos del pasado. Pero cometo errores y esbozo entre sonrisas los sueños de un futuro que te resultan ajenos y dolorosos. Let's move on. Probablemente se acabó. Y probablemente no seas culpable de nada. Pero yo quisiera no seguir aquí, estancado. No quisiera volver a pensar que te sientes dolida al leer estas líneas. 

No quiero estar agazapado siempre en el mismo lugar. Viendo cómo los muros de esta habitación se destruyen. Voy a salir a la calle. Voy a dejar que la lluvia se cale en mis huesos para pasar luego tres días en cama y volver a pensar en lo que significa rozar la muerte. Quiero cambiar de aires. Y ser yo mismo. Quiero ser algo contigo. Es el mismo deseo de siempre. Con la misma frustración que resurge en cada esquina. En cada vacío sueño. Y en cada madrugada fría en la que no me abrazas... Cuando miras atrás e ignoras mi presencia siento que vivo anclado en el mismo fracaso que se repite indefinidamente. Debo aprender a vivir en ese vacío... Y debo aprender a decir arrivederci...

Ciao Roma. Nunca te dije que pronto acabará todo...



Nunca te dije que pronto acabará todo


A veces pienso en tu disimulada ausencia, en tu dolor sempiterno, en tu reacción inesperada, en tu melancólica muerte (que me recuerda a la de Chico Ostra), en tu modo de enjuiciar mis palabras, en tu

No hay comentarios:

Publicar un comentario