domingo, 11 de diciembre de 2011

Once

El 11-11-11 íbamos a morir. Pero sobrevivimos. Nos salvamos y no sé bien de qué ni por qué. Si hago memoria recuerdo que pasé la semana bromeando. Descubrí mi eneagrama -soy el cinco- y asistí asombrado al veloz transcurrir de las tardes. Elucubraba en qué se gastaría el dinero de una lotería que nunca llegó a tocarme. Y te abracé esquivando la posibilidad de la muerte. Con tu mirada me sentía más vivo que nunca. Esa mirada retraída y temerosa que a veces brilla sin sentido aparente, pero que a veces duda y no se atreve a vencer el temor.

Ahora, que ha pasado un mes desde aquel 11-11-11 puedo afirmar que si al final he de morir, prefiero que me torture esa mirada. Y tu sonrisa.

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