martes, 7 de febrero de 2012

Aprende a obsequiar a quien está a tu lado (o de cómo un tío gracioso puede querer besarte...)

Eres el tío más gracioso que he conocido nunca –me dice, mientras se seca las lágrimas que han brotado en su rostro consecuencia de las carcajadas.
Pues joder, has debido conocer a muy pocos hombres para decir eso, ¿eh?
No, idiota –me corrige y vuelve a reír- He conocido a muchos tíos… Quizás demasiado. Y todos eran graciosos al principio, ¿eh? Pero acaban volviéndose idiotas.
Como yo, joder. ¿No me acabas de decir idiota?
Jajajaja. Por favor… Sabes a lo que me refiero, jajaja.
Lo sé, tonta –le digo, antes de pasar a la defensiva- No sé… soy así. La verdad es que no trato de ser gracioso ni simpático...
Bueno, a eso me refiero exactamente. Hace tiempo que te conozco y nunca te he visto enfadado con nadie. Siempre que te he visto discutir con alguien, ha sido por tonterías y has procurado solucionarlo rápidamente. Y cuando algo te ha agobiado, has procurado que no se te note. No has contagiado tus malos rollos a nadie. Ni en el curro ni en tu familia... Y has sabido capear malos temporales y salir de situaciones muy jodidas… no sé… creo que  eres un tío de puta madre. De esos que merecen la pena.
Gracias, mujer –le agradezco sincero- Pero tampoco es para tanto. Supongo que es mi forma de ser. Yo tengo mis cosas que tú crees que son buenas, como el optimismo y el sentido del humor del que hablas… pero tampoco tiene que ser bueno eso, no sé… Al final, cada uno tiene sus cosas malas también… Y yo las tengo. Muchas cosas malas... No todos podemos ser iguales.
Está claro –conviene- Pero yo te conozco... bueno, empiezo a conocerte poco a poco... y conforme pasa el tiempo empiezo a pensar que detrás de ese tipo despistado y sonriente, con aires perdidos y gustos sencillos, hay alguien que merece mucho la pena. Y cada ve estoy más convencida de eso… Cuando te miro esforzándote por hacerme reír, o cuando me cuentas esas cosas que te ocurren cada día con esa naturalidad... pienso que debería buscar un hombre como tú. Porque estoy harta de idiotas, ¿sabes?. Estoy cansada de guapetes creídos que piensan que dominarán el mundo y luego no saben tratar a una chica como merece más allá de una noche… Estoy cansada de cretinos…
No has tenido suerte -apunto- Simplemente eso...
No, no. No es eso. No te equivoques. No es cuestión de suerte ¿eh?... Porque te tengo a ti.
¿Qué quieres decir? –pregunto desconcertado.
Si todo fuese cuestión de suerte, o de mala suerte como dices, yo sería un alma perdida y sin rumbo. Estaría rodeada de gente idiota y metida en un pozo del que no podrá salir nunca, bañada en melancolía… Pero no es así… Tengo gente mi alrededor que vale mucho y estoy en general satisfecha con mi vida y con las cosas que hago. Digamos que no es cuestión de suerte.
Aha -confirmo.
Creo que la explicación es más sencilla que todo eso de la suerte. Simplemente, no he sabido escoger bien. ¿Sabes lo que quiero decir? No es solo que me haya topado con idiotas o con tipos que me han hecho mucho daño. El problema es que he dado de lado a la gente que merecia la pena y estaba en mi vida desde siempre, sin yo saberlo. O sin valorarlo mucho. Gente que aguantaba como era. Gente que me esperaría cada noche en casa con el mejor abrazo y me calentaría una sopa mientras le cuento cómo ha sido mi dia de mierda. He dado de lado a gente que me aportará cosas en mi vida... Gente como tú…Y empiezo a darme cuenta ahora... que voy sintiendo que a tu lado me siento protegida...
No sé qué decir.
No digas nada y bésame. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario